Cuando somos jovenes, hay momentos en que necesitamos encontrar una guia para el camino que abrazaremos el resto de nuestra vida, para mi fueron las palabras del general Mac Arthur:
Deber, Honor, Patria: Esas tres palabras sagradas dictan con reverencia lo que debes ser, lo que puedes ser, lo que serás. Son sus puntos de unión: generar coraje cuando el coraje parece fallar; recuperar la fe cuando parece haber pocos motivos para creer; para crear esperanza cuando la esperanza se vuelve desesperada. Desgraciadamente, no poseo ni esa elocuencia de dicción, ni esa poesía de imaginación, ni esa brillantez de metáfora para decirles todo lo que significan.
Te enseñan a ser orgulloso e inflexible en el fracaso honesto, pero humilde y gentil en el éxito; no sustituir acciones por palabras; no buscar el camino del consuelo, sino afrontar el estrés y el estímulo de la dificultad y el desafío; aprender a levantarse en la tormenta, pero a tener compasión de los que caen; dominarse a sí mismo antes de intentar dominar a los demás; tener un corazón limpio, una meta elevada; aprender a reír, pero nunca olvidar cómo llorar; alcanzar el futuro, pero nunca descuidar el pasado; ser serio, pero nunca tomarse demasiado en serio; ser modesto para recordar la sencillez de la verdadera grandeza; la mente abierta de la verdadera sabiduría, la mansedumbre de la verdadera fuerza.
Te dan una voluntad templada, una cualidad de imaginación, un vigor de las emociones, una frescura de las fuentes profundas de la vida, un predominio temperamental del coraje sobre la timidez, un apetito por la aventura sobre el amor a la comodidad. Crean en tu corazón una sensación de asombro, la esperanza inquebrantable de lo que sigue y la alegría y la inspiración de la vida. Así te enseñan a ser oficial y caballero.
Texto original:
Duty, Honor, Country: Those three hallowed words reverently dictate what you ought to be, what you can be, what you will be. They are your rallying points: to build courage when courage seems to fail; to regain faith when there seems to be little cause for faith; to create hope when hope becomes forlorn. Unhappily, I possess neither that eloquence of diction, that poetry of imagination, nor that brilliance of metaphor to tell you all that they mean.
They teach you to be proud and unbending in honest failure, but humble and gentle in success; not to substitute words for action; not to seek the path of comfort, but to face the stress and spur of difficulty and challenge; to learn to stand up in the storm, but to have compassion on those who fall; to master yourself before you seek to master others; to have a heart that is clean, a goal that is high; to learn to laugh, yet never forget how to weep; to reach into the future, yet never neglect the past; to be serious, yet never take yourself too seriously; to be modest so that you will remember the simplicity of true greatness; the open mind of true wisdom, the meekness of true strength.
They give you a temperate will, a quality of imagination, a vigor of the emotions, a freshness of the deep springs of life, a temperamental predominance of courage over timidity, an appetite for adventure over love of ease. They create in your heart the sense of wonder, the unfailing hope of what next, and the joy and inspiration of life. They teach you in this way to be an officer and a gentleman.
Deber, Honor, Patria
Amor por la busqueda de aventura
Rechazar el amor a lo facil
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