Los pilotos de combate siempre hemos sido seguros, confiados en tener habilidades muy superiores a las de los de otros pilotos, o como decia el motto de nuestros Tomcats: "Anytime Baby", pero muy pronto nos despertariamos de ese inocente sueño.
La NATO, preocupada por la falta de experiencia real de combate de nuestra generacion (despues de todo, no se habia realizado un combate aereo desde la epoca de Vietnam), organizo un Seminario de Combate Aereo, en RAF Cottesmore, al que asistimos pilotos de todas las naciones de bloque, y que era impartido por la mas variopinta legion de aces que pudieron conseguir, ahi estaban el General Scott, el Comandante Cunningham, Hartmann, Sakai, Puhakka, Mc Campbell, Vraciu... y especialistas que representaban las filosofias de los grandes aces muertos Marseille, Tuominen, etc., En donde estudiamos desde todos los angulos la Filosofia del Combate Aereo.
El curso empezo muy espectacularmente, un simulacro de combate aereo, entre nuestra unidad del tamaño de un escuadron y algunos de los veteranos viejitos y estudiantes de la previa generacion, que solo representaban el 25% de nuestra fuerza, a nosotros nos parecio una broma, pensabamos que los barreriamos en dos patadas.
Y lo que paso es que solo un ingles y yo regresamos sin ser "derribados" y no habiamos podido bajar ni uno de ellos, despues de eso, nos dimos cuenta de que eramos unos inexpertos e imberbes pilotos, que solo sabian hacer lo que se les habia enseñado, que en este arte, estabamos muy verdes, y atendimos muy diligentemente las clases, practicamente cada palabra que salia de nuestros idolos la memorizabamos, muchas no eran ni siquiera clases formales, o al menos no tenian esa forma, cuando el General Scott nos platicaba de sus experiencias, de sus historias de guerra, aprendiamos todo, pero en particular lo que no debiamos de hacer, pero habia que hacer de todas formas, sin duda alguna los que mas me impresionaron fueron el General Scott, Foss y los lecturistas que representaban a Puhakka, Caldwell y Marseille, sus conocimientos eran tan ricos, tan parecidos y a la vez tan profundamente humanos, que de plano cambiaron mi vida, de hecho adopte como Motto la famosa frase de Puhakka:
Otros hacen lo que pueden, yo hago lo que quiero.