Existen dos Mexicos, muy diferentes y que rara vez entran en contacto, esto es evidente aun cuando se viaja al extranjero, cuando servia en la USN me enviaron a todos los rincones del mundo, como joven Teniente, mis pies me llevaron a conocer lo mas interesante de esos lugares, no era raro que anduviera sin un centavo en el bolsillo, porque todo me lo gastaba en viajes, museos, conciertos, comida y mujeres.
De vez en cuando me encontraba mexicanos en esos lares, los mas comunes, eran modestos estudiantes que malvivian con sus becas, tambien profesionistas que solo habian encontrado trabajo en esos lugares, algunos de ellos viejos conocidos de la Facultad de Ciencias, tan frecuente era ese fenomeno, que llegue a la conclusion de que no importaba a donde estuviera, me iba a encontrar a algun conocido de ahi, no importaba que fuese una vieja cafeteria en Oslo o en los portales de Puebla.
Casi toda era gente decente y trabajadora, magnificos representantes de lo mejor de la cultura mexicana, gente honesta y calurosa, sincera y muy abierta, muy apreciados por su inteligencia y decencia entre sus conocidos locales.
Pero tambien encontraba de vez en vez a esos otros mexicanos, pertenecientes a otra clase, los que no son tranquilos ni decentes, tan absortos en sus vicios que no les importa nada y creen que nadie los castigara no importa lo que pase, usualmente familiares de politicos, que han obtenido su riqueza de manera ilegal y no se miden en su ostentacion. Aun recuerdo a un viajero de primera en un viaje a Paris, con apellido rimbomante, que estaba haciendo un terrible escandalo en el avion, eran los tiempos antes de los Marshalls del aire y solo el personal del avion para controlarlo, finalmente solo se quedo quieto cuando dos Marines de civil y yo de uniforme lo sentamos entre nosotros.
El amor a la ostentacion, la sensacion de impunidad y el desperdiciar dinero es lo mas visible de ese tipo de mexicanos, se creen ciudadanos del mundo, pero en verdad, solo son vagos inutiles que desperdician el dinero malhabido a manos llenas, pero que en cuanto su familiar pierde el hueso, palidecen en la miseria. Pero mientras eso sucede, no se cansan de ensuciar el buen nombre de los mexicanos honestos en el extranjero.